El ilustrador ha estado presente en toda la historia del ser humano. Eran dibujantes quienes realizaron las famosas pinturas rupestres, así como los creadores de los elaborados dibujos que se conservan en pergaminos y códices antiguos.
La evolución del dibujante en la historia
La labor del dibujante ha formado parte de todas las áreas humanas, desde sus grabados en libros científicos, hasta en el arte, por medio de la literatura y la pintura misma. Desde el anonimato, ha creado inolvidables trabajos que encontramos en libros que a día de hoy se conservan.
La imprenta, que dejó atrás al manuscrito, supuso un avance en la ilustración, aunque también participó en la pérdida de muchas obras que no consiguieron en su momento la aceptación del público.
En forma de manuscrito, en El cantar de los cantares, encontramos ejemplos ilustrativos maravillosos. Con la imprenta, por el siglo XV, títulos como El libro de las horas o El suelo de Polifilo, ofrecen las primeras viñetas acompañadas de texto, cuya grabación se realizaba en madera y cobre.
Con el paso de los años, la perfección del estilo en la imprenta hizo que se utilizaran grabados en aguafuerte o buril, que se realizaban en cobre, o mediante calcografía. Quedaron obras legendarias como el Decamerón, y las ilustraciones de Eisen en las Fábulas de Lafontaine.
Un referente popular en España es el Quijote, con las ilustraciones de Sánchez e Ibarra para la Real Academia. En el siglo XIX, cuando las grabaciones se realizaban en boj, encontramos grandes dibujos en el Semanario pintoresco de Mesoneros Romanos, o la Ilustración universal, de Fernández de los Ríos.
La historia del ilustrador se ha visto engrandecida aún más en los últimos años, con la repercusión del cómic y el adelanto de las nuevas tecnologías, como internet. Áreas como el diseño gráfico, el marketing, o el arte plástico han acogido a grandes dibujantes de reconocimiento mundial.